No es la primera vez que los del programa Vaya semanita de la EITB me tocan la fibra sensible. Sus guionistas son geniales. Siempre consiguen poner el dedo donde duele y encima hacernos sonreir. Porque el humor es sin duda la mejor forma de decir las grandes verdades.
En esta parodia me veo a mí misma, toda preocupada porque un día no he podido actualizar mi blog, o a las tantas de la noche mirando por todos lados a ver si encuentro algo decente para mi siguiente post. Lo reconozco, yo también estoy enganchada a este blog.
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